jueves, 18 de julio de 2013

EL DOCENTE INDECENTE



Complicada situación la que se le presenta al exdirector del colegio donde me vio escribir las primeras e ilegibles letras.

Nunca fui un alumno ilustre en dicho centro, al contrario, mediocre tirando a rancio, pero el camino me enseñó con el tiempo a que espabilara…

Cuarenta primaveras tiradas a la basura de dicho docente. Prestigio de un centro, el cual, casi siempre ha estado lleno de virtudes pero que quedan a día de hoy con borrones.

Curioseando foros, el personal de a pié se dedica en comentar estupideces de alto grado; que si era un cura, que si era un centro concertado, discusiones pública-privada…ridiculez del pueblo. Podría escribir machacando la escuela concertada a favor de la mía, la pública, o en contra de los religiosos…cutre argumento.

La raíz y la verdad la tienen los alumnos y él presunto autor. A día de hoy es tremendamente fácil enjuiciar y etiquetar a cualquier docente, nuestra profesión siempre pende de un hilo muy fino, donde lo curricular se mezcla  con lo afectivo, éste último siempre hay que saber manejarlo; algunos ni lo tocan, otros lo emplean de forma inteligente y pocos llegan a  abusar del mismo.

Nuestro personaje nacional, ha tirado por la borda toda capacidad efectiva y altamente valorada de embaucar a los alumnos; ese don no lo tienen todos. Una buena oratoria  provoca en alumnos y alumnas motivación,  enganche, entusiasmo…y si quieres te lo aliño con alguna picaresca, humor, gestos  de complicidad..y ya tienes a algunos alumnos en el bolsillo para iniciar su proceso de mejora e incluso en algunos altamente conflictivos. Pero excompañero -por decir algo-, parece que se ha confundido tu buena capacidad de ser docente, con tu religión y el calor de tu entrepierna.

¿Y los alumnos? ¿Y los familiares? ¿Hay exageración?¿ Sobreprotección?¿Realidad?...Puff, inmensamente enrevesado. Si un alumno ha sufrido algún acoso de dicha índole el castigo para el ejecutor debe ser significativo y severo, ya que el daño que padecerá el agredido le valdrá de por vida incluido los que le rodean. Pero el perjuicio  no es solo para el que ha sufrido en su piel dicha situación, aquí hay que añadir el contexto del centro: alarma social, etiquetaje del centro, control enfermizo sobre el profesorado, dudas y más dudas que pueden provocar fácilmente casi el hundimiento de un centro escolar.

De ahí que sea vital la realidad de los hechos, no vale subirse al carro de las interpretaciones y del yo me apunto: ”Pues yo recuerdo que una vez…Pues una vez me dijo que…Yo me olía algo” Aquí la sobreprotección de nuestros hijos puede provocar una daño irreversible y por desgracia dicha elemento está muy de moda y con ello el poco valor de  nuestro papel en la escuela: “ Por favor profesor ta  no le diga a mi hijo que es un vago, lo va a hundir en una depresión”-ejemplo-.

Habrá que esperar y ver que dicta el juez, por ahora huele a sucio, a detestable y repugnante, pero no olvidemos quitar las etiquetas que tienen efecto dominó ya que los enfermos de atar pueden estar en cualquier parte y por suerte no contagiosos pero si altamente abominables.

1 comentario:

  1. Concedamos la presunción de inocencia y no hagamos juicios previos, para eso están los jueces, que son los únicos q van a tener toda la información veraz para poder emitir un veredicto. Nosotros solo sabemos información probablemente sesgada y tergiversada.
    Por otra parte, para mi, el prestigio educativo de una entidad ganado durante muchos años no se va a ver mermado por un acontecimiento puntual.

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